Sostén la cabeza alta, pensé. Nada ni nada va hacer que te hundas.
Comprobé que los que; más que sacrificios, eran deliciosos placeres, tenían que dejar de salir de mi. Sintiéndote a cada paso y tu cuerpo ocupando mi cabeza todo el día. Para luego recibir un, ''¿Vas a querer fumar? ''
No hay comentarios:
Publicar un comentario