miércoles, 17 de octubre de 2012

Lamentablemente pertenezco al lado opuesto.

Ahogada en suspiros mientras se veía allí, sentada en un sofá mugriento, en una casa llena de gente que no conocía y que no tenían pinta de saber lo que era una servilleta, en un barrio que no era el suyo, lamentaba una y otra vez haberse arreglado tanto para tan poca ocasión. Sintiéndose cada vez más penosa, decidió levantarse y marcharse sin más... Pero derrepente apareció el motivo por el cual tanto esfuerzo.

Y sin más, como una brisa húmeda y fría, le llegó un olor a cerveza, tabaco y sudor del que, no sabía porqué, pero, le ponía a mil. Tal vez porque era algo prohibido, algo extremo a lo que su familia nunca toleraría. Su corazón empezó a palpitar cada vez más rápido y sintió mojar sus bragas. Sintió vergüenza. ''¿Qué me pasa? '' Nunca le solía ocurrir y pensó que se le podía notar, se fue corriendo al baño y se miró al espejo.

Lucía un precioso vestido blanco de seda con un delicado lazo en el hombro derecho de color miel. Se miro por delante, por detrás...nada. Sintió alivio pero, todavía quedaba hablar con él. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario